miércoles, 10 de febrero de 2010

Los cambios en el ritmo de latidos del corazón durante el canto y el tocado de la flauta

(Vox Populi de la Ciencia, Radio Bemba, 10 de febrero de 2010)

Fuente: Lászlo Harmat, y Töres Theorell, Heart Rate Variability During Singing and Flute, Music and Medicine 2(1) 10-17, 2010.

En el número de enero de 2010 de la revista científica Música y Medicina (Music and Medicine), se incluye un artículo cuyo título podemos traducir como: “Los cambios en el ritmo de latidos del corazón durante el canto y el tocado de la flauta”. Sus autores son el Maestro en Ciencias Lásló Harmat, originario de Hungría, y el Médico y Doctor en Ciencias Töres Theorell, de la Universidad de Estocolmo en Suecia.



En su artículo reportan la investigación que realizaron para determinar de qué manera se modifica el ritmo con que late el corazón de los músicos que se dedican al canto y a tocar la flauta de manera profesional. La razón que los lleva a seleccionar a esta clase de músicos está relacionada con el hecho de que para realizar su trabajo ambos tienen que manejar correctamente técnicas de respiración que se aprenden en los centros de enseñanza musical y que, de manera natural, a todas las personas nos ocurre que nuestro corazón incrementa su ritmo cuando llenamos con aire nuestros pulmones y lo reduce cuando lo expulsamos. A este fenómeno se le conoce como arritmia sinusal respiratoria.

Está bien estudiado que hay varias fuentes de cambio en el ritmo con que late el corazón, regulado por el sistema nervioso parasimpático. Es el caso del incremento en los latidos del corazón debido a la actividad física, la digestión, el acto sexual, y según las evidencias disponibles, también tiene relación con la regulación de la actividad metabólica.

Según Laśló Harmat y Töres Theorell, los cantantes profesionales tienen más habilidad para establecer una variación más pronunciada de los latidos del corazón durante el canto y citan otro trabajo dirigido por Töres Theorell, publicado en el año 2003, en el que hacen un estudio empírico para discutir la posibilidad de que el canto promueva sentirse bien.

Para comprender algunas de las causas de este complicado sistema de influencias sobre el ritmo cardiaco de los cantantes y los flautistas, Harmat y Theorell realizaron experimentos con nueve músicos profesionales, cinco cantantes y cuatro flautistas, con edad promedio de 35.3 años y desviación estándar de 13.181 años, lo cual los sitúa en el rango de edades de 20 a 66 años. Cinco de ellos son mujeres y cuatro son varones. Todos de nacionalidad sueca o húngara.

En la selección de participantes evitaron realizar observaciones con casos en los que había asuntos somáticos, psiquiátricos o de enfermedades cardiovasculares. A los músicos seleccionados se les extendió una invitación y se les presentó verbalmente y por escrito todos los elementos referentes al estudio que se estaba realizando, siguiendo el procedimiento indicado por Comité Regional de Investigación Ética, con sede en Estocolmo. Cabe agregar que, para llevar a cabo la investigación, antes fue necesario el permiso extendido por este comité.

Las piezas musicales a ser interpretadas fueron clasificadas en a) piezas fáciles o de interpretación relajada, y b) piezas extenuantes. Los investigadores explican en su artículo qué se basaron para clasificar la música, pero aquí solamente presentaremos breves fragmentos de cuatro de ellas. El listado completo puede ser encontrado en el reporte científico que venimos mencionando.

Además, los músicos realizaron su interpretación en varias circunstancias distintas: a) en ensayo con público y sin público, y b) en un concierto formal. Los latidos de su corazón fueron medidos y grabados en archivos digitales para ser estudiados en computadora después. El instrumento que se usó recibe el nombre de Actiheart, es un pequeño dispositivo de tamaño similar al de una moneda grande, aunque más grueso, tiene 3.3 centímetros de diámetro y 0.7 centímetros de grosor. Contiene los sensores y el sistema de grabado, se coloca en diversas partes del pecho y permite estudiar el ritmo cardiaco, sus variaciones en el tiempo, y también, una estimación de la energía consumida durante el proceso de toma de los datos, que en este caso corresponde a la interpretación de la pieza musical seleccionada.




Los investigadores realizaron mediciones en intervalos de 1 minuto y sometieron los datos obtenidos a un estudio estadístico. Entre los datos encontrados, podemos citar los siguientes:
1.El promedio de los latidos por minuto fue menor en el ensayo de piezas musicales catalogadas como de interpretación relajada, con 94.5.
2.Con un promedio de 99.3 latidos por minuto, le siguió la interpretación de la pieza musical extenuante en ensayo.
3.En cambio, la interpretación de la pieza musical clasificada como relajada, pero en un concierto, proporcionó un promedio de 117.3 latidos por minuto.
4.Por último, la pieza musical extenuante, interpretada en concierto, produjo un promedio de más de 129 latidos por minuto.
En síntesis, presentarse en un concierto hace que los músicos incrementen los latidos de su corazón. También, la naturaleza de la pieza musical juega un papel en el promedio del número de latidos del corazón.



Además, los investigadores encontraron que hay diferencias considerables entre las personas. Por ejemplo, el rango de variación del promedio de latidos por minuto, en concierto, con las piezas extenuantes, fue de 100 hasta 144.

Sin embargo, el tipo de afectación debido a la presencia de público en ensayo, y después en concierto, fue similar en todos los músicos. Es decir, unos son más nerviosos que otros, pero a todos les afecta de manera similar.



Los investigadores reportan que buscaron la posibilidad de efectos debidos a la edad, el sexo y el tipo de instrumento, pero no encontraron diferencias significativas en esos factores. Sin embargo, ellos reconocen que otros autores sí han encontrado diferencias de género y citan un trabajo de 1997, desarrollado por cuatro investigadores, en el que estudiaron el efecto de la audiencia sobre la ansiedad de los músicos.

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