I. Efectos moleculares demuestran por qué la acupuntura funciona para mitigar el dolor
Un equipo de trabajo formado por 16 científicos de varias instituciones académicas de los Estados Unidos, dirigidos por la neurocientífica Maiken Nedergaard, publicaron el 30 de mayo de este año un artículo en la edición en línea de la revista Nature Neuroscience. En el mismo han logrado encontrar el papel que juega la adenosina en los tratamientos a base de acupuntura.
La adenosina es una molécula que participa en varios procesos bioquímicos, uno de los cuales es la transferencia de energía involucrada en el movimiento de los músculos. Se ha usado también para tratar problemas de salud como la taquicardia, como parte de uno de los métodos para controlar inflamaciones, para moderar el intercambio de iones de sodio a través de las membranas celulares, entre otros usos.
Se le llama taquicardia al incremento del número de latidos por minuto del corazón. Específicamente, cuando estos pasan de cien en 60 segundos, aún cuando la persona esté en reposo.
La acupuntura es un tratamiento médico con más de 4 mil años de antigüedad, es originario de China, y la Organización Mundial de la Salud la reconoce como un procedimiento eficaz para el tratamiento de cuando menos 49 enfermedades y desórdenes, aunque se considera que la lista ha sido ampliada por investigaciones más recientes. La lista reconocida por la OMS se puede encontrar en un sitio de Internet que será publicado en el blog del programa de difusión científica Vox Populi de la Ciencia.
http://apps.who.int/medicinedocs/en/d/Js4926e/5.html
El artículo de investigación a que nos referimos explica por qué la acupuntura es eficaz en la reducción del dolor. Para averiguarlo los autores del trabajo trataron ratones de laboratorio mediante acupuntura, trabajando con ella en la misma forma que la utilizan los especialistas en este tratamiento, esto es, insertando agujas en ciertos sitios del cuerpo y rotándolos suavemente.
Los investigadores encontraron lo siguiente:
1. Se trató a ratones con niveles normales de adenosina mediante acupuntura, encontrando que el sentimiento de desagrado ante dolores causados intencionalmente se redujo en dos tercios en una unidad de medida introducida por los neurocientíficos.
2. En otro grupo de ratones se usaron fármacos para bloquear los receptores de adenosina de sus células, encontrando que en su caso la acupuntura no tuvo efecto.
3. Cuando se desbloquearon los receptores de adenosina, para que ésta hiciera su efecto natural, la sensación de falta de confort de los ratones se redujo incluso sin el uso de acupuntura.
4. Durante e inmediatamente después del tratamiento de acupuntura, los niveles de adenosina en los tejidos cercanos a las agujas se mantuvo en niveles 24 veces mayor que antes del tratamiento.
Los científicos exploraron también los efectos de un fármaco para el cáncer, que se llama deoxicoformicina, encontrando que con la presencia del mismo era más difícil remover la presencia de la adenosina en los tejidos del organismo.
Encontraron también que la deoxicoformicina mejoró los efectos de la acupuntura haciendo que se triplicara la acumulación de adenosina en los músculos y que se mantuviera efectiva durante más del triple del tiempo. La acumulación mayor se presenta cerca del sitio en el que se encuentran las agujas, aunque enseguida ejerce sus efectos sobre el sistema nervioso periférico, es decir, sobre el conjunto de nervios que se encuentran en las extremidades y en los órganos.
Fuente: http://www.sciencedaily.com/releases/2010/05/100530144021.htm
II. Fuerzas producidas por huracanes en el fondo del mar podrían amenazar los tubos de petróleo en el Golfo de México.
Un grupo de científicos del Laboratorio de Investigación Naval de los Estados Unidos, que trabajan para el Centro Espacial Stennis, de la NASA, publicará el próximo 10 de junio de 2010 un artículo en la revista científica Geophysical Letters. Se intitula “Fuerzas producidas por ondas extremas de huracanes en el fondo del lecho marino en alta mar”.
En el artículo mencionado reportan que los tubos a través de los cuales fluye petróleo, que corren por el fondo del mar en el Golfo de México, podrían estar en peligro a consecuencia de las fuerzas producidas por las corrientes marinas generadas por los grandes huracanes. La nota científica publicada el 26 de mayo de este año por la Unión Geofísica de los Estados Unidos, anuncia que el próximo 10 de junio se publicará el artículo mencionado y adelanta un resumen de su contenido.
En la nota que adelanta la Unión Geofísica estadounidense se informa que hay al menos 50 mil kilómetros de tubos de petróleo en el fondo marino del Golfo de México y que un grupo de científicos monitorearon el paso del huracán Iván en septiembre de 2004.
Los científicos colocaron sensores en el fondo del mar con el propósito de medir las presiones que ejercen los movimientos de agua provocados por los huracanes. Hasta ahora era bien conocido el ascenso del nivel del mar en las costas, así como la bien conocida marea de tormenta que en el caso de los huracanes de categoría 5 puede superar los diez metros de altura.
La novedad que reportan los científicos, y que resultó sorprendente para ellos, es la magnitud de las fuerzas ejercidas sobre el lecho marino. Encontraron que varios de sus sensores fueron removidos de sus lugares, a pesar de que se encontraban hasta 90 metros de profundidad. Además, el mapa que levantaron del fondo marino mediante ondas sonoras les mostró que éste había cambiado mucho, comparado con la imagen que ofrecía antes del paso del huracán Iván en septiembre de 2004.
Encontraron que se habían originado derrumbes y movimiento de sedimentos. Los científicos relatan lo que parece ser una imagen similar al movimiento de dunas en el desierto del Sahara a consecuencia de las tormentas de arena.
Los sedimentos ocurren de manera natural como resultado de material que se va partiendo en pedazos pequeños a consecuencia de la acción del viento o del agua sobre las rocas o también sobre materiales producidos por los seres vivientes. Cuando caen al agua de ríos, lagos, o el mar, se van al fondo como resultado de la fuerza de gravedad. Además, en los mares hay sedimentos transportados por los ríos y los vientos. Una vez allí, las corrientes marinas los pueden mover en diversas direcciones.
También consideran sorprendente que las fuerzas generadas sobre el lecho marino se mantuvieron hasta una semana después de que había pasado el huracán, pues los reacomodos de sedimentos y las corrientes continuaron para irse extinguiendo poco a poco. Hemantha Wijesekera, líder del grupo que publica el artículo de investigación hace hincapié en que las fuerzas sobre el fondo marino continuaron a pesar de que el huracán ya había pasado.
De la nota publicada no se desprende que los científicos tengan conocimiento de tubos que ya se hayan roto a consecuencia de estas fuerzas que ellos están estudiando, pero si manifiestan su preocupación y agregan que las empresas que han colocado esos tubos para transportar petróleo sobre el fondo marino deberían prestar atención al peligro que ellos señalan.
El huracán Iván se formó en las costas de África el 31 de agosto de 2004 y se degradó a tormenta tropical dos días después, solo para volver a fortalecerse el 5 de septiembre de ese año. Alcanzó categoría 3 cuando pasó cerca de las Islas Granada para tomar después hacia el norte y cruzar el Caribe por en medio de Cuba y de la Península de Yucatán, enfilándose hacia el este de la ciudad de Nueva Orleáns.
En el Caribe alcanzó categoría 5, con vientos de casi 258 kilómetros por hora. Cerca de las Islas Caimán bajó a categoría 4 y tocó tierra entre los estados de Luisiana y de Alabama el 16 de septiembre de 2004. Cuando pasó sobre los sensores colocados por el grupo de investigadores, era de categoría 4 y sostenía vientos de más de 190 kilómetros por hora.
Una vez procesados los datos obtenidos, el trabajo de los científicos consistió en diseñar un modelo del movimiento de las corrientes de agua sobre el fondo marino a fin de comprender la magnitud de las corrientes necesarias para causar esa clase de daños sobre el fondo del mar. Con ayuda de computadoras, han conseguido entender qué clase de corrientes marítimas son generadas en el fondo del mar, a casi 100 metros de profundidad, por huracanes que son comunes en el Golfo de México.
Fuente: http://www.sciencedaily.com/releases/2010/05/100526141852.htm
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