miércoles, 7 de abril de 2010

Actualidades Científicas (Vox Populi de la Ciencia, Radio Bemba) 24 de marzo de 2010

I. La cría de ganado vacuno produce gases de invernadero, pero disminuir el consumo de carne no ayudará a combatir el riesgo de cambio climático.

Como expusimos en uno de los programas de diciembre de 2009, la actividad industrial está produciendo un conjunto de gases que se caracterizan porque, una vez en la atmósfera, no dejan que el calor de la tierra escape hacia el espacio. Así se genera un efecto similar al que conocemos con los automóviles totalmente cerrados y recibiendo la luz del sol: el interior del auto siempre está a mayor temperatura que el exterior. Eso es lo que se llama efecto invernadero. Los gases más comunes son el dióxido de carbono y el metano, pero hay una gama de gases que afectan a la temperatura de la tierra, dando lugar al conocido cambio climático. Estos son los gases de invernadero.

Un resumen ejecutivo desarrollado para la Organización de las Naciones Unidas en el año 2006, intitulado: “La larga sombra de la cría del ganado vacuno”, atribuye el 18% de la producción de gases de invernadero a esta clase de actividad agrícola que produce alimentos fundamentales para la población.

Sobre esa base se desarrollaron campañas para disminuir el consumo de carne y de leche, usando frases como: “Lunes sin carne”, o también: “Menos carne = menos calor”.




En el 239o Congreso Nacional de la Sociedad de Química de los Estados Unidos, que se está realizando en San Francisco del 21 al 25 de marzo, se presentó una ponencia del Doctor Frank Mitloehner, quien criticó la propuesta de reducir el consumo de carne para evitar los gases de invernadero. Hizo ver que solamente se genera una distracción de la sociedad respecto del problema principal, que es el uso de combustibles contaminantes como el carbón y la quema del petróleo.

En 1990, por ejemplo, el carbón suministraba el 27,2% de la energía comercial del mundo y aunque se ha dejado de usar con tanta frecuencia en los países más desarrollados, su uso contínua 20 años después. Además, considerando que aún hay reservas de carbón para 200 años más, es de esperarse que seguirá siendo utilizado en la medida en que el petróleo escasea o sube de precio.
Fuente: http://www.tecnun.es/asignaturas/Ecologia/Hipertexto/07Energ/110Carb%C3%B3n.htm

Franck Mitloehner reconoce que sí existe una contribución de la crianza de ganado vacuno a los gases de invernadero, pero insiste en que la solución al problema del cambio climático que se avecina no se encontrará por la vía de producir menos carne. Insiste en que el camino correcto es reducir el uso de petróleo y de carbón para la electricidad usada tanto en el calentamiento de las casas y centros de trabajo en invierno, como en el enfriamiento de ellas en verano, así como la reducción en el consumo de gasolina en los automóviles.
Fuente: http://www.sciencedaily.com/releases/2010/03/100322121103.htm



II. Se proponen cubiertas inteligentes para los techos de las casas. Responde a los cambios de temperatura y se fabrica a partir del aceite usado en freír papas y hacer pollo empanizado.

También en el 239o Congreso Nacional de la Sociedad de Química de los Estados Unidos, que se está realizando en San Francisco del 21 al 25 de marzo, se acaba de presentar un material que se hace a partir del aceite que sobra al cocinar papas o pollo empanizado en los sistemas de comidas rápidas.



Con este material se busca resolver el problema que se presenta cuando se pintan los techos de las casas con colores blancos, que reflejan la luz del sol en el verano, ayudando a evitar el calentamiento de las habitaciones, pero con la dificultad de que también la refleja en el invierno, cuando se desea que la casa se caliente con el sol.



Comparado con los métodos tradicionales, el sistema inteligente que se propone puede reducir entre 50 y 80 porciento el calentamiento en el verano, a la vez que incrementa las temperaturas hasta en 80% en el invierno.

El proyecto es desarrollado por una empresa de Nueva York que se está dedicando al uso de energía y del medio ambiente. Su líder, Ben Wen, explica que a partir del aceite quemado en la cocina se produce un polímero que no despide olores y al cual se le puede añadir diversos colores. Afirma que se puede aplicar en cualquier clase de techos y suponen que su durabilidad es del orden de varios años, de tal modo que una vez gastado se pueden aplicar sobre el techo nuevas capas protectoras para que continúe funcionando adecuadamente.

La investigación de Ben Wen es financiada por el Departamento de Energía de los Estados Unidos y entre sus colaboradores se encuentran Peng Zhang y Marianne Meyers.
Fuente: http://www.sciencedaily.com/releases/2010/03/100321203506.htm

III. Un estudio revela que la contaminación de la sangre con plomo podría ser el causante del 30% de los casos del trastorno por déficit de atención con hiperactividad.

El trastorno por déficit de atención con hiperactividad, o TDAH, es un síndrome en la conducta que tiene bases neurobiológicas, con orígenes genéticos en el 70% de los casos. Se tienen ubicados diez genes que intervienen en el desarrollo de este trastorno que afecta a un porcentaje que va del 5 al 10 por ciento de la población infantil y juvenil.
De acuerdo al diccionario de la Real Academia Española, un síndrome es un conjunto de síntomas característicos de una enfermedad, o también, un conjunto de fenómenos que caracterizan una situación determinada.

El TDAH se caracteriza por distracción que puede ser moderada o severa, por periodos de atención breves, inquietud y tendencia a moverse más de lo que lo hace un niño catalogado como de conducta normal, además de inestabilidad emocional y conductas impulsivas.

Según el científico Joel Nigg, de la Universidad de Ciencia y Salud de Oregon, el plomo podría ser un candidato a culpable por el otro 30% de casos de TDAH que no tienen origen genético.

Se sabe que el plomo es una neurotoxina y por esa razón ha sido eliminado de la gasolina de los motores de combustión interna, así como de muchas pinturas de uso cotidiano. Aún así, el problema persiste, pues hay joyas, dulces, agua y suelo, contaminado con plomo.

Hasta hace poco tiempo la presunta culpabilidad del plomo, en relación con el TDAH, era apenas una conjetura aceptable, es decir, un juicio considerado como viable a partir de hechos o cosas considerados indicios que respaldan un punto de vista. Sin embargo, gracias a estudios recientes, en los cuales participa Joel Nigg, se encontró relación entre los síntomas de TDAH y niveles más altos de plomo en la sangre.




Juicio que se forma de las cosas o acaecimientos por indicios y observaciones.
Joel Nigg piensa que podría ser que el plomo se deposita en el cuerpo estriado del cerebro, un par de regiones que se encuentran un poco más adelante de la parte central del cerebro. También se deposita en la parte frontal del córtex, de modo que actúa activando y desactivando el funcionamiento de esas regiones del cerebro. Como hemos explicado en otras ocasiones, el córtex es el manto que cubre al cerebro y que en el caso del ser humano es muy grueso.
Fuente: http://www.sciencedaily.com/releases/2010/01/100128130227.htm

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