miércoles, 24 de noviembre de 2010

Actualidades 24 de noviembre de 2010

I ¿Cómo reconoce los colores y las formas nuestro cerebro?




En la visión, los objetos se reconocen por su forma y por las propiedades de su superficie. En esta última importan el color y la brillantez; por ejemplo, al ver una manzana apreciamos tanto su forma como su color, pero además, sabemos reconocer que ésta está brillante u opaca.

Se sabe que estas propiedades son procesadas en la parte posterior del cerebro, a partir de la información enviada por los ojos a través del nervio óptico, pero hasta hace poco tiempo no se tenía conocimiento de cuáles regiones procesan estos detalles de los objetos que vemos.

Los investigadores Hisashi Tanigawa, Haidong Lu y Anna Roe, de la Universidad Vanderbilt, en Nashville, han publicado en la revista científica Nature Neuroscience un artículo intitulado Organización Funcional para el Color y la Orientación en el área V4 de Macacos Functional organization for color and orientation in macaque V4. En este trabajo reportan su estudio de un grupo de monos macacos a los cuales les analizaron la región del cerebro llamada V4, que se ubica en la región occipital, es decir, en la parte interior contigua a la nuca de los macacos y de los seres humanos.

Los macacos son un género de primates que, como los humanos, han logrado trasladarse a vivir en otras regiones distintas a los trópicos. De hecho, el ser humano y los macacos son los únicos primates no extinguidos que se aventuraron a salir del trópico. Viven en el norte de África, pero también en el Estrecho de Gibraltar, en Japón y en Afganistán. Se conocen 22 especies de ellos y son muy utilizados para experimentos científicos.

Ellos reportan que en la región V4 del cerebro existen compartimientos en los cuales procesan, por ejemplo, el color púrpura, el verde y el amarillo. También explican que cuando se busca un objeto de color amarillo el cerebro dirige su atención hacia objetos de ese color específico, restando atención al resto de elementos de distinto color.




El color púrpura se consigue en la pintura con una combinación del color azul con el rojo y algunas personas se refieren a él como: color violáceo por su parecido con el violeta. En las computadoras se utilizan códigos RGB, que quiere decir: rojo, verde, azul, con los números (102,0,153) para obtenerlo.

Las partes del cerebro o compartimientos a que nos estamos refiriendo, son llamadas dominios por los investigadores que han publicado el artículo, e informan también que para reconocer las formas de los objetos también existen dominios del cerebro que muestran preferencia por los trazos verticales, mientras que otros dominios prefieren los trazos horizontales. Así, la forma resulta de la unión que hace el cerebro de los resultados que ofrece cada compartimiento.

Fuente: http://www.sciencedaily.com/releases/2010/11/101116093546.htm




II. El costo social por ser un alumno NERD es mayor entre la población afroamericana y la nativa de los Estados Unidos que en la población caucásica, asiática e hispana.

El término NERD apareció en los Estados Unidos en la década de los años 1950 y se popularizó a través de una serie de televisión de ese país que llevó el nombre de Happy Days y que se emitió entre los años 1974 y 1984.

Los especialistas en Derecho han detectado que existe una discriminación hacia las personas que son consideradas NERDS, pero encuentran difícil el desarrollo de una legislación que los proteja porque la descripción se complica debido al carácter altamente subjetivo del concepto, es decir, que varía mucho de unas personas a otras, de modo que puede tener significados muy distintos.

El término NERD puede ser usado con orgullo o en forma ofensiva para referirse a una persona con fuertes aptitudes para la ciencia, las matemáticas o el cómputo. También suele ser vista como alguien poco común, con una forma de vestir fuera de lo común, sin habilidades para las relaciones sociales.

Thomas Fuller-Rowell y Stacey Doan, investigadores de la Universidad de Michigan, han publicado un artículo intitulado: The social costs of academia success across ethnic groups, (El costo social del éxito académico a través de grupos étnicos). Su trabajo aparece en la revista Child Development y su estudio fue financiado por el Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos.

Para hacer un estudio estadístico se busca obtener una muestra representativa de la población que se va a estudiar. Por ejemplo, si se desea conocer la intención de voto de los hermosillenses, no es necesario entrevistar a todos los habitantes de esta ciudad. Se hace una selección adecuada y al azar. Por ejemplo, si hay 50% de habitantes jóvenes, se busca que la muestra tengoa 50% de habitantes con el intervalo de edad correspondiente, entre otras consideraciones más.

Con especialistas en la estadística, los investigadores realizaron un análisis de una muestra representativa nacional en la que se consideraron 13 mil adolescentes de más de cien escuelas de los Estados Unidos. Como indicadores del éxito académico consideraron siete promedios de calificaciones y realizaron entrevistas en las que pidieron a los estudiantes que asignaran un número de 7 a 12 para indicar qué tan aceptados o rechazados se sentían, socialmente, por otros estudiantes.

También preguntaron qué tan frecuentemente habían sido tratados en forma poco amistosa en la semana anterior a la entrevista, cómo se sentían porque no les agradaban a otros estudiantes y qué tan solitarios se sentían.





Los investigadores encontraron diferencias entre los grupos étnicos, encontrando que entre los blancos la relación entre altas calificaciones y mayor aceptación social es directa, es decir, a mayores resultados favorables en los exámenes, más aceptación.

Entre los estudiantes afroamericanos y entre los nativos de lo que ahora es el territorio de los Estados Unidos, conocidos por nosotros como indígenas estadounidenses, la relación entre los altos promedios fue a la inversa, es decir, a mejores calificaciones, menos aceptación.

Según el estudio, los estudiantes de origen asiático presentan una conducta similar a la de los jóvenes caucásicos, es decir, los habitantes estadounidenses usualmente conocidos como: blancos. A su vez, los estudiantes hispanos, considerados como un solo grupo homogéneo, muestran características similares a los asiáticos y los caucásicos en su aceptación de los NERDS, pero con la diferencia de que en el caso de los hispanos la relación depende en gran medida de que se trate de mexicanos, cubanos o puertorriqueños. En particular, los mexicanos mostraron conductas similares a los afroamericanos. Lo cual revela que hay una gran diferencia entre mexicanos y cubanos o puertorriqueños, de modo que no es justificable haberlos tratado como un solo grupo homogéneo.

Fuente: http://www.sciencedaily.com/releases/2010/11/101117094244.htm





III. El aprendizaje de la lectura, y su práctica, producen cambios en las redes del cerebro que controlan la visión y el lenguaje.


Un estudio realizado por diez investigadores de universidades de Francia, Portugal, Bélgica y Brasil, permitió detectar diferencias en la actividad de distintas áreas del cerebro aún cuando las actividades que se les plantearon fueron las mismas. El artículo fue publicado el 11 de noviembre de 2010 en la revista científica Science y se intitula: “How Learning to Read Changes the Cortical Networks for Vision and Language”, que traducido al español es: “Cómo el aprendizaje de la lectura cambia las redes corticales para la visión y el lenguaje”.

En el trabajo de investigación se sometió a actividades de descripción de figuras, de letras y de símbolos, a 63 personas de características que mencionaremos más adelante. Se trató de que relacionaran el objeto que veían con el lenguaje hablado, y en los casos en que fue posible, el lenguaje hablado y el escrito.

En el caso de la relación del lenguaje hablado y el escrito se buscó detectar hasta qué punto coincidían las áreas del cerebro dirigidas a controlar cada uno de los lenguajes.

En el estudio participaron franceses, portugueses y brasileños. A los franceses se les pagaron 80 euros por su participación. A los portugueses se les alojó durante tres noches en un hotel y se les llevó de paseo un día por París. A los brasileños, localizados en Brasilia, no se les pagó porque las leyes de Brasil prohíben el pago a las personas que participan en estudios científicos, en cambio sí se les proporcionó despensa en alimentos en cantidad equivalente a un día de trabajo.

En total participaron 41 brasileños y 22 portugueses y franceses. Estos últimos con la característica de saber leer y tener cierto grado de escolaridad. En el caso de los brasileños se trataba de 10 personas que no sabían leer por razones sociales, es decir, por ausencia de sistemas escolarizados en la zona en que vivían, o por falta de tiempo ante la necesidad de trabajar para sobrevivir, etcétera, pero no por razones relacionadas con algún impedimento físico.

Se buscó que en el grupo hubiera iletrados, personas que no saben leer, también individuos que aprendieron a leer en la etapa adulta, así como otras personas que desde la niñez hasta la juventud siguieron un sistema escolarizado que los llevó a obtener un título universitario.

La edad promedio de los iletrados era de 53.3 años. Uno de ellos pudo identificar 15 letras, y otro 16 letras, pero ninguno pudo leer palabras. En este caso todos fueron brasileños porque en Portugal no fue posible encontrarlos, tampoco en Francia, aunque los investigadores afirman que hicieron el esfuerzo.

Además, entre los brasileños había un grupo de 10 ex-iletrados, que habían aprendido a leer en su etapa adulta, siendo alfabetizados entre 1 y 5 años antes de la realización del estudio, con un promedio de 2.4 años de haber sido alfabetizados. También había 21 brasileños que sí eran capaces de leer, todos con una escolaridad que en México llamamos de nivel licenciatura.

Tanto franceses como portugueses y brasileños, fueron sometidos a escáner con resonancia magnética y se estudió la respuesta de su cerebro ante el lenguaje hablado y ante la conexión de éste con los símbolos de la lectura.

Nosotros tomamos algunos materiales del documento de respaldo que se llama: “Material de Soporte en Línea”, el artículo no se ofrece de manera gratuita y tiene un costo de más de 35 dólares.

Prestamos atención a las diferencias entre las imágenes de las resonancias magnéticas practicadas y a los pies de figura con los que los investigadores explican sus resultados. Nuestros comentarios pueden ser revisados por todas aquellas personas capaces de leer el idioma inglés, siguiendo los datos que serán publicados en nuestro blog.

En la página 20 del documento mencionado se encuentra la figura 5, con imágenes de resonancia magnética que muestran cómo los adultos que aprendieron a leer hace cuando mucho cinco años, tienen ya más actividad cerebral en regiones dedicadas a la lectura de oraciones, lo cual se presenta en la imagen como áreas coloreadas con color naranja, mientras que en las imágenes de quienes no saben leer aparece una actividad sumamente reducida.

En la página 23 del mismo trabajo se presentan las imágenes de resonancia magnética para los tres tipos de personas: iletrados, ex- iletrados y letrados: se buscaba observar la actividad cerebral al comprender oraciones habladas, oraciones escritas, y también, la coincidencia de zonas cerebrales al realizar las dos actividades.

Las imágenes son muy convincentes debido a que muestran cómo se encuentra más iluminado el cerebro de quienes saben leer, que el de aquéllos que no saben. Dicho de otra forma, el cerebro está más activo en quienes saben leer, haciendo relaciones entre las neuronas del sistema visual que todos tenemos, el sistema del habla, los símbolos de la letra escrita y el reconocimiento de sonidos. Las figuras también estarán en nuestro blog.









Fuente: http://www.sciencemag.org/content/suppl/2010/11/08/science.1194140.DC1/Dehaene.SOM.pdf
http://www.jornada.unam.mx/2010/11/16/index.php?section=ciencias&article=a02n1cie

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