domingo, 21 de marzo de 2010

Actualidades científicas (Vox Populi de la Ciencia, Radio Bemba) 17 de marzo de 2010

I. El sismo del 27 de febrero de 2010 en Chile no causará un sismo en México, afirma al periódico La Jornada el geólogo mexicano Víctor Hugo Espíndola Castro.
Espíndola Castro explicó al diario La Jornada que las ondas del sismo de Chile si llegaron a México, pero tardaron 11 minutos en llegar, y de manera tan débil que apenas fueron detectadas mediante instrumentos especializados.

Explicó también que las ondas se van debilitando cuando se propagan. Nosotros agregamos que esto se debe a que se va transformando la energía de vibración del sismo en otra forma de calor desorganizada, que se conoce comúnmente con el nombre de calor.

Espíndola Castro explicó que las placas donde se originó el sismo de Chile son independientes de las que se encuentran en las cercanía de nuestro país. Son las placas de Sudamérica y la de Nazca, que como explicamos en el programa anterior, la placa de Nazca se extiende desde el sur de las costas de Chile hasta el ecuador terrestre y termina aproximadamente a 2 000 kilómetros al sur de la Bahía de Acapulco. Donde termina la placa de Nazca se encuentra una fractura en la cual la profundidad del suelo marino pasa de un promedio de 3 200 metros bajo el nivel del mar, a cerca de 4 500 metros debajo de la superficie del agua. Todo esto sucede en un recorrido de menos de 20 kilómetros, avanzando de norte a sur, lo cual podemos imaginar como un accidente geográfico similar en la profundidad y anchura al Gran Cañón del Colorado. Allí inicia la placa de Cocos, que se extiende hasta las costas mexicanas del Océano Pacífico y hacia el este hasta las costas de Panamá.




De lo anterior se desprende que debemos preocuparnos de nuestra propias fuentes de sismos, que son la interacción de la placa de Cocos con la de América del Norte. Como informa Espíndola Castro “Estadísticamente, se sabe que dependiendo de la región y cierto periodo de tiempo, se puede esperar que haya un sismo, como en el caso de México, porque se estima que en la llamada Brecha de Guerrero pueda ocurrir uno, pero no se sabe cuando.”

La Brecha de Guerrero es una enorme fractura que corre paralela a la costa de ese Estado y que es de tal magnitud que si pudiéramos caminar sobre el fondo marino, desde la costa de Guerrero hacia el sur, pasaríamos del nivel del mar a una profundidad de más de 5 000 metros, en apenas 57 kilómetros de avance hacia el sur.
Fuente: http://ciencias.jornada.com.mx/ciencias/noticias/no-habra-un-sismo-en-mexico-como-consecuencia-del-de-chile/

II. Balas de oro contra los tumores cancerosos.
Las nanociencias permiten construir partículas que miden apenas unas diezmillonésimas de metro. Por ejemplo, si consideramos una nanopartícula que mida 200 nanométros de diámetro, y la comparamos con uno de los glóbulo rojos más pequeños, que mide 6 micras de diámetro, resulta que el glóbulo rojo es del orden de 30 veces más grande.

Un equipo de investigadores de la Universidad Washington, de San Luis, formado por los doctores Younan Xia, James M. McKelvey, Michael J. Welch, Jingyi Chen y Charles Glaus, lograron construir unas nanocajas de oro que inyectaron en animales con tumores. Observaron que las nanocajas se acumularon preferentemente entre los tumores y después les dirigieron rayos laser que las nanocajas transformaron en calor, quemando a las células cancerosas hasta destruirlas.



Los científicos pueden construir las nanocajas del tamaño que deseen, pero como su tamaño influye en el tipo de luz que absorben para convertirla en calor, han seleccionado cajas que reciben luz cuya longitud de onda es de 750 a 900 nanómetros, porque se encuentra en la zona del infrarrojo lejano y el tejido de los mamíferos es transparente a esa radiación. Eso significa que pasa por el tejido sin ser absorbida hasta que llega al tumor que ha acumulado las nanocajas que lo calientan hasta quemarlo.


Fuente: http://www.sciencedaily.com/releases/2010/03/100312164701.htm

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