sábado, 28 de diciembre de 2013

La puesta del Sol el 21 de diciembre de 2013 (solsticio de invierno)





Las dos fotos con que inicio esta contribución fueron tomadas el 21 de diciembre de 2013, a 10 kilómetros al sur de Phoenix, desde una carretera que cruza la reservación india que se localiza al oriente de la sierra de la Estrella.

Esta posición de ocultamiento del Sol es lo más al sur que se puede observar desde ese sitio porque se trata del solsticio de invierno, a 7 horas de terminado el otoño.

Entre la carretera que se observa en las fotos y la sierra del fondo pasa el Río Gila.

La posición geográfica son los 33 grados con 13 minutos de latitud norte y 111 grados con 13 minutos de longitud oeste. La hora civil de Arizona eran las 17 horas con 16 minutos.

Al mismo tiempo, a 123 kilómetros al norte de Mazatlán, por la autopista de cuota que comunica a esta ciudad con Culiacán Sinaloa, el Sol se ocultaba a las 17 hora con 26 minutos.

Esta última posición geográfica es a 24 grados con 6 minutos de latitud norte y 106 grados con 50 minutos de longitud oeste.

Explicaremos ahora cómo es este conteo:

La longitud y la latitud para situar puntos sobre la Tierra



En el conteo establecido por los ingleses se empiezan a contar los grados de longitud oeste a partir del meridiano de Greenwich hasta llegar a 180 cerca de la mitad del Océano Pacífico. Así mismo, se cuentan hacia el oriente otros 180 grados, pero son llamados de longitud este.

Además, respecto al ecuador se cuentan 90 grados hacia el norte (latitud norte) y 90 grados hacia el sur (latitud sur).

Explicación basada en las diferencias de hora de ocultamiento del Sol basados en la latitud

Regresando al tema del ocultamiento del Sol, salvo la precisión de nuestros relojes personales, ¿a qué se deben los 11 minutos de diferencia entre ambas observaciones?

Si la latitud a la cual se realizaron las dos observaciones fuera la misma, la diferencia entre ambas debería ser de solamente 4 minutos, lo cual nos hubiera obligado a sincronizar los relojes con mayor precisión. Esto se puede entender porque por cada grado de longitud, hay una diferencia de 4 minutos.

Explicaremos este punto con mayor cuidado: la Tierra está dividida en 24 usos horarios, que son dibujados en los mapas como regiones separadas por los meridianos. A cada uso horario le toca una hora de diferencia.

A cada uso horario le corresponden 15 grados de longitud, de modo que si la diferencia en el número de grados entre Phoenix y el sitio mencionado al norte de Mazatlán es de menos de cuatro grados y medio. Si la latitud en las dos observaciones hubiera sido la misma, la diferencia de ocultamiento del Sol debió haber sido únicamente de un poco más de 4 minutos.

Vamos a poner otro ejemplo, pero éste tiene que ver con la diferencia de horario entre la Ciudad de México y Hermosillo. Si no fuera por el sistema de usos horarios y acuerdos comerciales entre los países para regir la hora, la diferencia entre ambas horas debería ser 48 minutos más tarde en México. Pero como sabemos, es de una hora en invierno y de dos horas en verano.

Para cerrar el tema del ocultamiento del Sol el 21 de diciembre de 2013, diré que de los comentarios anteriores resulta que casi 7 de los 11 minutos de diferencia se deben a que la hora de avistamiento del ocultamiento del Sol se modifica mucho con la latitud.

Tomando los casos extremos, en Alaska están a oscuras desde hace varias semanas, mientras que en la Antártida tienen 24 horas de luz.

Los calendarios de horizonte y la sabiduría de las etnias originarias de América

Como expliqué el 22 de marzo de 2011, en una contribución a este blog que llamé “El Sol y los calendarios de horizonte en América”, cada pueblo antiguo debió resolver sus necesidades de medición del tiempo por sus propios medios usando este sistema la mayoría de las veces. La liga para leer lo anterior es la siguiente:


Esto debería obligarnos a darles a nuestros pueblos originales el reconocimiento y el valor que se merecen. Si ahora su cultura se encuentra postrada, es consecuencia de la acción genocida y destructora de los inmigrantes llegados de Europa.

Por ejemplo, la vista con la que abro este blog seguramente fue la perspectiva que tuvieron los antecesores de la etnia Hohokam que habitó al oriente de Phoenix hace cerca de mil años. Con la sierra de la Estrella pudieron detectar y medir los ocultamientos del Sol para marcar su calendario de horizonte y señalizar cuidadosamente las estaciones del año. Esto les servía a ellos para saber cuándo llegarían las escasas lluvias de verano y las nevadas en las sierras del norte y del oriente. Seguramente sabían que los hielos derretidos en primavera traían las aguas que eran conducidos por los ríos Salado y Gila. Este último se ve como sigue desde la autopista (free way) número 10, que corre por el sur y centro de Arizona y conecta eficientemente a Texas con California.



Los historiadores saben que los antecesores de los indios Hohokam construyeron grandes y largos canales de irrigación. Nos cuentan que en la parte oriental de Mesa y de Chandler (al oriente de Phoenix) fundaron y mantuvieron una ciudad de al menos 4 ancho por 6 kilómetros de largo.

Cuando llegaron a ese territorio los europeos invasores, reclamando los terrenos recientemente arrebatados a México como consecuencia del Tratado de Guadalupe Hidalgo de 1848, pudieron descubrir los canales del actual valle de Phoenix y avistaron cómo estos se extendían hacia el sur, en donde ahora es Casa Grande.

Como el valle donde se ubica Casa Grande no les pertenecía oficialmente, pero ofrecía una riquísima oportunidad para futuros cultivos, promovieron que su gobiernos se apropiara también de esos territorios. Así surgió el tratado que consistió en la venta de La Mesilla, por Antonio López de Santa Ana.

Debido al desconocimiento del terreno por parte de algunos historiadores, se nos presenta la venta de esos terrenos poniendo como motivo que los Estados Unidos querían construir por allí un ferrocarril, pero quien conoce la topografía de Arizona sabe muy bien que el ferrocarril podría haber pasado por el valle de Phoenix, que sí se encontraba al norte del Río Gila y luego doblar lentamente hacia el sur.

Por cierto, de acuerdo al Tratado de Guadalupe Hidalgo la sierra de la Estrella quedaba como propiedad de México, porque en éste se acordó que nuestro país llegaba hasta la parte central de ese río.


Todos los tratados fueron firmados entre gobiernos formados por descendientes de inmigrantes que jamás tomaron en cuenta la opinión de los indios.

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