jueves, 16 de junio de 2011

El caso de dopaje con clembuterol Problema deportivo y peligros en la salud (Vox Populi de la Ciencia, Radio Bemba)

15 de mayo de 2011

El diario La Jornada publicó el 10 de junio de 2011 la noticia del dopaje de cinco futbolistas que integraban la Selección Mexicana hasta el día anterior. Según declaración del Secretario General de la Federación Mexicana de Fútbol, Decio de María, los análisis habían sido realizados el pasado 21 de mayo de 2011. No explica si se refiere a la toma de muestras o al estudio de laboratorio.

El dirigente de la Federación Mexicana de Fútbol agregó que la sustancia prohibida que había sido detectada era Clembuterol y afirmó que ellos suponían que los seleccionados habían comido carne o pollo contaminados con esa sustancia los días 18, 19 ó 20 de mayo de 2011.

El problema no es exclusivo de los cinco deportistas que corren el riesgo de ser suspendidos de su actividad profesional durante dos años. En realidad es un problema de salud de los mexicanos, como se ve de los siguientes datos:
• El 26 de junio de 2006 se registraron 161 casos de intoxicación por Clembuterol en Jalisco. Para confirmar el consumo de carne contaminada, a los pacientes de estos casos se les practicaron análisis de orina y sangre, los cuales permitieron determinar el grado de intoxicación. De los casos atendidos, al menos cuatro fueron considerados como graves.
• Según el sistema de comunicación social del Gobierno del Estado de Jalisco, ha habido intoxicaciones en los estados de Zacatecas, Morelos y Estado de México, al menos desde el 14 de febrero de 2001. Entre los síntomas más comunes de la intoxicación por Clembuterol, se mencionan taquicardias, nerviosismo, dolor de cabeza, náuseas, vómito y dolores musculares generalizados.




Todos los casos anteriores constituyen una violación a las disposiciones oficiales mexicanas, pues como se establece en el DIARIO OFICIAL, fechado el miércoles 11 de octubre de 2000, la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, decretó la NORMA Oficial Mexicana NOM-061-ZOO-1999 (SAGARPA), para establecer que el uso del Clembuterol queda prohibido a partir de esa fecha e impone como sanción lo que se indique en las disposiciones contenidas en la Ley Federal de Sanidad Animal y la Ley Federal sobre Metrología y Normalización.

En junio de 2009 se publicó una evaluación externa hecha a la SAGARPA por parte de una institución que se firma NACIONES UNIDAS PARA LA AGRICULTURA Y LA ALIMENTACIÓN. En el documento emitido se afirma que el Secretario Técnico del Sistema Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agropecuaria y Alimentaria (SINASICA), manifestó que “…ni la Secretaría de Salud, ni la de Agricultura han podido exigir condiciones mínimas de control sanitario para el 70% de carne de res que se consume en el país...”





De acuerdo al mismo documento, el funcionario afirmó que “La falta de control en los rastros y mataderos actualmente provoca que los productos para consumo nacional que salen a la venta pongan en riesgo la salud humana...”
Fuente: http://www.sagarpa.gob.mx/programas/evaluacionesExternas/Lists/Otras%20Evaluaciones/Attachments/5/Informe_Evaluacion_SINASICA.pdf

El documento de evaluación ya mencionado critica que las medidas de presunta vigilancia sobre los rastros y mataderos no evitan la incorporación de clembuterol a la carne, pues esto se hace en un animal vivo, por lo que la medida de prevención debería comprender la aplicación de Buenas Prácticas de Producción. Dicho de otra forma, vigilar directamente a los productores, en lugar de limitarse a revisar el producto final en los sitios donde se mata a los animales y se procesa la carne para su venta.






Claramente, la salud del pueblo mexicano está poniéndose en peligro porque, como de costumbre, la aprobación de leyes en México no incluye el cumplimiento de las mismas. Además, como ya es costumbre en nuestro país, las instituciones gubernamentales no hacen realmente su trabajo.

Todo lo anterior tiene que ver con el desconocimiento que los funcionarios del gobierno federal, los senadores y los diputados tienen de la ciencia en México, así como de la necesidad de acompañar las medidas que toman, con los presupuestos adecuados para que los estudios pertinentes se realicen.

El mismo problema aqueja a los funcionarios de la Federación Mexicana de Fútbol, y también, a los comentaristas de televisión, quienes no hicieron otra cosa que acompañar a los dirigentes de ese deporte en el intento de control de daños.

Sucede que la prueba de los deportistas fue recogida el 21 de mayo de 2011, pero los resultados fueron conocidos después del 8 de junio, casi 18 días después. La razón que se aduce es la aglomeración de muestras a ser revisadas en el Laboratorio de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA).

El argumento que se esgrime es que se trata de un laboratorio certificado por organismos deportivos internacionales. Afirman también que se trata de pruebas especializadas que solamente pueden ser realizadas fuera de México. Aparentemente, los dirigentes del fútbol nacional desconocen que el Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México puede realizar ese tipo de pruebas, y que la UNAM, en su carácter de institución de enseñanza, ha formado, y puede seguir formando, a los especialistas que podrían operar un laboratorio dedicado a la realización de esa clase de pruebas en México.

Basamos la afirmación anterior en que para llevar a cabo los análisis necesarios para detectar Clembuterol es suficiente con disponer de un cromatógrafo de gases y un espectrómetro de masas, aparatos disponibles en el Instituto de Biotecnología ya mencionado. Por ejemplo, se puede consultar el documento intitulado Métodos de Biotecnología (Cromatografía de Gases), elaborado para esa institución por la Bióloga Laura Patricia Olguín Pérez y el Biólogo Héctor Rodríguez Magadán, fechado el 8 de junio de 2004.




Los dirigentes de la Federación Mexicana de Fútbol pagan grandes sumas de dinero en bufetes de abogados y en despachos contables, pero ignoran la necesidad de disponer de un sistema de consultoría que pudiera ser atendido por las universidades mexicanas, como la UNAM, a fin de aprender cuáles son las medidas adecuadas para evitar los bochornos similares al que enfrentan ahora.



Ignoran también que con un laboratorio apropiado podrían ellos mismos disponer de los estudios necesarios para dictaminar sobre la calidad de los alimentos antes de ser administrados a sus atletas, en lugar de confiar en un sistema federal ineficiente que ofrece certificaciones cuya validez podría pasar primero por otro deporte nacional: el de la corrupción, que permite a las grandes empresas administrar Efedrina y Clembuterol a sus reses, ovejas, puercos o pollos, a fin de que desarrollen en menos de dos meses el peso que alcanzarían en cinco o seis meses.




Incluso el Doctor Juan Manuel Herrera, director de los servicios médicos de la Comisión Nacional del Deporte, parece desconocer los detalles referentes a la determinación de Clembuterol en el organismo de los atletas, pues según el diario especializado en deportes, ESTO, él habría declarado que era imposible saber si la causa del dopaje era un medicamento ingerido o carne contaminada con esa sustancia prohibida.

El espectrómetro de masas propociona curvas parecidas a las siguientes y pueden ser interpretadas por los especialistas:



La realidad es que un laboratorio bien equipado costaría mucho menos que el dinero que ya no ganarán porque no colocarán en el fútbol francés al portero de la Selección Mexicana. Pagar tres doctores en ciencias y tres asistentes de laboratorio les resultaría mucho más rentable que perder negocios de transmisión en México de los partidos del fútbol de Francia.

Si dispusieran de un laboratorio bien equipado, debidamente asesorados por el Instituto de Biotecnología de la UNAM, habrían revisado los alimentos antes de ser ingeridos, habrían descubierto inmediatamente los casos de dopaje en lugar de esperar 18 días, habrían podido pasar de los estudios de concentración de Clembuterol en orina, a los de concentración en sangre, donde está perfectamente establecido cuál es la ley matemática que siguen las medidas de concentración de esa sustancia conforme pasa el tiempo.

Así se demuestra en un artículo científico que fue publicado en 1991 por H. H. Meyer y L.M. Rinke, el cual apareció en la revista Journal of Animal Science y donde los autores reportan cómo estudiaron la concentración de Clembuterol en becerros. Trabajaron a base de pruebas de sangre que fueron tomadas cada 3 horas al principio, cada 6 horas después, y por último cada 8 y cada 10 horas.

Meyer y Rinke demostraron que se puede usar una ley matemática que se llama función exponencial decreciente. Ésta se estudia en los primeros cuatro semestres y se aprende a usar en diversas asignaturas de las carreras de ciencias e ingeniería. Se trata de una expresión que aparece con mucha frecuencia y en muchos escenarios diferentes. Por ejemplo, si tomamos una medicina determinada, los análisis de su concentración en la sangre serán explicados con esa ley. O bien, si se colectan las mediciones de radiactividad en el suelo de Fukushima, se verá que la concentración de Iodo disminuye también con esa misma ley.

Ejemplo de esta ley matemática se aprecia en la siguiente gráfica, donde tenemos varias curvas distintas en las que lo único que cambia es la rapidez con la cual baja la curva para acercarse al eje horizontal.



Si los dirigentes del fútbol mexicano tuvieran la costumbre de consultar a los científicos, sabrían que disponiendo de laboratorios adecuados podrían haber estudiado a sus futbolistas los días 21, 22 y 23 de mayo de 2011. Podrían también haber establecido los números que acompañan a la función de decrecimiento exponencial y saber cuándo desaparecerían los residuos del Clembuterol.

A la inversa, podrían haber revisado las concentraciones de esa sustancia en la sangre de los deportistas antes de la primera prueba, y saber, sin lugar a dudas, la hora y el día en el cual pudieron haber ingerido la carne contaminada o el medicamento prohibido. El argumento es simple: si se revisa la ley matemática mencionada hacia el futuro, la concentración del Clembuterol disminuye, pero si se revisa hacia el pasado, aumenta. Esta revisión hacia el pasado se realizaría hasta el punto en que la concentración de la sustancia prohibida provocaría la muerte del deportista, de modo que se podría encontrar así la hora y el día en que la sustancia entró al organismo.

Nos explicaremos con el siguiente ejemplo. Supongamos que las mediciones del laboratorio nos dicen que a las 12 del mediodía del día 21 de mayo hay una alta concentración de Clembuterol en el torrente sanguíneo de un deportista. A las 8 de la noche de ese día será menor y a las 6 de la mañana del 22 de mayo será todavía más pequeña. En cambio, siguiendo la ley de la función exponencial decreciente pero ahora hacia el pasado, a las 8 de la noche del día 20 de mayo la concentración sería muy alta y a las 12 del día del mismo 20 de mayo sería todavía mayor. Así se encontraría que en ese punto la ley matemática ya sería irreal, de modo que, necesariamente estaría ubicada en esas horas el paso de concentración cero de la sustancia al punto más alto.

La realidad es que en México las autoridades de la SAGARPA y las de Salud no hacen su trabajo y ponen en peligro la salud de los mexicanos. En el mismo sentido, los dirigentes del fútbol de nuestro país prefirieron confiar en un laboratorio extranjero y enterarse 18 días después. Se vieron obligados a admitir públicamente que Guillermo Ochoa, portero del Club América, había dado positivo en Clembuterol. Perdieron la oportunidad de colocarlo en un club francés. Se esfumó la oportunidad de transmitir partidos de la liga francesa, que verían muchos admiradores de este deportista, generando una cantidad de espectadores que les habría permitido vender muchos comerciales.

Al no confiar en la ciencia mexicana, se ahorraron los centavos, pero después perdieron la oportunidad de ganar los pesos cobrando comisiones y comerciales.

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